En Registros en Velha Tatajuba la artista rehabilita una de las casas de Velha Tatajuba –pueblo brasileño enterrado por el movimiento de las dunas, que está ahora reapareciendo– y la habita durante un tiempo.

La casa, la experiencia en ella, y las implicaciones simbólicas del acto, constituyen el corazón del proyecto. Durante la estancia se lleva a cabo un estudio de la percepción del tiempo a través de fotografía, vídeo y registro sonoro.

En Registros… la artista se hace cómplice del progresivo e inexorable fenómeno por el cual el viento desplaza la arena. Este ciclo, junto con los días y las noches, las lunas, las mareas, o los ciclos fisiológicos de la propia artista, forman el entramado experiencial del proyecto.

Registros en Velha Tatajuba, 2010 (apuntes)
Fotografía en color